domingo, 15 de junio de 2008

En la tierra de Shakespeare y los hobbit

.
Cuando al viajero de negocios ocasional le dicen que su próxima parada es Birmingham, la primera imagen que le viene a la memoria es ... ninguna. Y reflexiona, con un punto de asombro, que si bien del imperio británico ha quedado una metrópolis global en la ciudad de Londres, las ciudades de Inglaterra no han tenido tanta suerte. Birmingham, Manchester, Liverpool, Leeds, Newcastle apenas tienen los iconos del equipo de fútbol local y alguna figura del pop internacional.

Birmingham está en el corazón de Inglaterra, en sus tierras medias (the midlands). A su llegada, se encuentra el viajero con una sucesión de suaves colinas verdes separadas por frondosas líneas de bosque y pueblos con edificios bajos en ladrillo y teja. Es un agradable encuentro de naturaleza y obra humana pues hace que una de las regiones más urbanizadas de Europa aparezca integrada en el paisaje hasta el punto que parece desaparecer. Un ejemplo es que denominan islands, islas, al área que delimitan diversas autopistas pero tan ocultas estan éstas que se hace difícil entender la toponimia. Es el paisaje que sirvió de inspiración a Tolkien para imaginar el hogar de los hobbit, la más apacible de las razas con las que pobló su, ¡cómo elegir otro nombre!, Tierra Media.

De ese pasado idílico, si alguna vez existió en realidad, la ciudad pasó a convertirse en centro de la revolución industrial y a ello se dedicó en cuerpo y alma, siendo conocida como "la fábrica del mundo" o la "ciudad de los mil negocios". En su crecimiento supeditó cualquier otro objetivo a la más pura eficiencia y creó una ciudad donde su centro era su corazón industrial, cruzado por autopistas, canales y ferrocarriles para el más rápido movimiento de mercancías. Creo adivinar que sus habitantes se refugiaron en el campo y dejaron la ciudad a las máquinas.

La desolación llegó en los años 70 con el decline de la actividad industrial tradicional. Los brummies denominan al estado en que quedó su ciudad wasteland que podemos traducir como yermo o erial y entender por el concepto de tierra devastada. Impresiona ver las fotografías de la época pues más parecen el resultado de una guerra que las de un cambio de ciclo económico. La ciudad quedó herida de muerte. Los más altos índices de paro, criminalidad, fracaso escolar y xenofobia la definieron por un tiempo.

Desde entonces sus habitantes se dedican a la reconstrucción cívica. Buscaron cambiar fábricas por servicios, creando un pujante barrio comercial que ocupa todo el centro de la ciudad y tiene por símbolo un gran circo de edificios que llaman bullring, la plaza de toros. Mejoraron el centro urbano con nuevas instalaciones comunitarias que atrajeran visitantes y lo hicieron más amable al transeúnte con amplios espacios para pasear. Convirtieron parte de los antiguos canales en zonas de restaurantes internacionales chic. Pasaron de mirar al extranjero como amenaza a verlo como oportunidad y hoy celebran ser la ciudad multi-étnica del futuro. Quieren una ciudad segura aunque haya que poblarla por doquier con postes de cámaras de vigilancia.

Tienen un hijo ilustre que nació en un pueblo cercano, William Shakespeare, pero ni de los hobbit ni del amigo Guillermo parecen estar especialmente orgullosos pues casi no hay referencias en la ciudad. Seguramente por que andan ocupados en otros menesteres más rentables.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Te sigo cada semana y cada semana me entusiasmas. No nos falles